Zanobia Camprubi.

Como en otras ocasiones está entrada surge de un artículo escrito por otra persona que hace que busque más información o al menos algo distinto y que sea hecho por mi. Me gusta sobre todo descubrir que Zanobia Camprubi además de estar casada con Juan Ramón Jimenez era muchas otras cosas.

Nació el 31 de agosto de 1887 en Malgrat de Mar, Cataluña, España, y falleció el 28 de octubre de 1956 . Fue una escritora talentosa en su propio derecho. Es especialmente conocida por sus poemas y ensayos, y su obra a menudo abordaba temas de amor, naturaleza y viajes. Entre sus obras más destacadas se encuentran «Canciones de guerra» (1916) y «Ensayos» (1932).

Fue una escritora con mucho talento. Es especialmente conocida por sus poemas y ensayos, y su obra a menudo abordaba temas de amor, naturaleza y viajes. Entre sus obras más destacadas se encuentran «Canciones de guerra» (1916) y «Ensayos» (1932).

Desempeñó un papel importante como traductora y promotora cultural, contribuyendo a la difusión de la literatura de otros países en el ámbito hispanohablante. También fue una firme defensora de la educación y la cultura, y participó activamente en la creación de la Universidad Popular de Santa Cruz de Tenerife.

Durante la guerra civil española junto con Juan Ramón Jimenez se exiliaron en Puerto Rico después de haber estado un breve espacio de tiempo en Estados Unidos. El Legado de Zenobia la hace ser recordada como una figura importante en la literatura española del siglo XX y como una defensora de la cultura y la educación. Su obra poética y su compromiso con la difusión de la literatura extranjera en español la han convertido en una figura relevante en la historia literaria de España.

Pasa en muchas ocasiones que cuando en una pareja uno de los dos es famoso el otro está un poco oculto y este no puede ser uno de esos casos Juan Ramón Jimenez es uno de los escritores más importantes de la literatura española pero Zanobia no puede estar a su sombra.

Annie Ernaux

Annie Ernaux es una reconocida escritora francesa nacida el 1 de septiembre de 1940 en Lillebonne, Francia. Es conocida por su estilo de escritura autobiográfica y por explorar temas como la memoria, la clase social, la identidad y la experiencia femenina en sus obras.

Ernaux creció en una familia de clase trabajadora y estudió Letras Modernas en la Universidad de Ruán. Comenzó su carrera como profesora de secundaria y posteriormente se convirtió en asistente en la Universidad de Ruán. Paralelamente, comenzó a escribir novelas, ensayos y memorias.

Uno de los aspectos más destacados de la obra de Ernaux es su enfoque en la memoria y la representación de la realidad. Sus libros suelen ser considerados como «novelas de la memoria» o «autoficciones», ya que combinan elementos de ficción y no ficción para explorar su propia historia y la de su entorno.

Entre sus obras más conocidas se encuentran «La Place» (1983), una obra autobiográfica en la que reflexiona sobre su origen social y familiar, y «La Honte» (1997), que aborda la vergüenza y la sexualidad femenina. Otros libros destacados incluyen «El acontecimiento» (2000), «Los años» (2008) y «Memoria de chica» (2016).

El estilo de escritura de Ernaux se caracteriza por su claridad y sencillez, y ha sido elogiado por su capacidad para capturar la vida cotidiana y las experiencias personales con gran precisión. Su obra ha sido ampliamente reconocida y ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Renaudot en 1984 y el Premio Nobel de Literatura Alternativo en 2020.

Annie Ernaux es considerada una de las voces más importantes de la literatura francesa contemporánea y su trabajo ha influido en generaciones de escritores. Su enfoque en la memoria, la identidad y las cuestiones sociales ha resonado en todo el mundo y la ha establecido como una figura destacada en el panorama literario internacional.

La forma de escribir de Annie Ernaux se caracteriza por ser directa, concisa y despojada de artificios. Su estilo es conocido por su claridad y sencillez, lo cual le permite transmitir sus ideas de manera efectiva y accesible.

Ernaux utiliza un lenguaje preciso y evita el uso de adornos literarios innecesarios. Su prosa es fluida y fácil de seguir, lo que facilita la inmersión del lector en sus relatos autobiográficos y ensayos.

Además, Ernaux tiene una habilidad única para capturar la vida cotidiana y las experiencias personales con gran detalle y autenticidad. Sus descripciones son minuciosas y reveladoras, lo que permite al lector sumergirse en su mundo y comprender las emociones y pensamientos que impregnan sus narrativas.

Otro aspecto importante de su escritura es su enfoque en la memoria. Ernaux utiliza la escritura como una forma de explorar y preservar sus recuerdos, así como de reflexionar sobre la forma en que la memoria individual se entrelaza con la memoria colectiva y la historia social.

En resumen, la forma de escribir de Annie Ernaux se caracteriza por su estilo directo, conciso y desprovisto de artificios, su capacidad para capturar la vida cotidiana con detalle y autenticidad, y su enfoque en la exploración de la memoria y la identidad. Estas características han contribuido a su reconocimiento como una de las voces más importantes de la literatura francesa contemporánea.

Algunos de sus libros más conocidos son:

  • «La Place»
  • «La Honte»
  • «El acontecimiento»
  • «Los años»
  • «Memoria de chica»
  • «La mujer helada»
  • «Una mujer»
  • «Lugares de escritura»
  • «El uso de la foto»
  • «Regreso a Yvetot»

Philip Roth

La idea de esta entrada surgió al leer un artículo Maite Nieto en el diario «El Pais», de ahí salté a otro escrito por Pablo Guimón que era interesante y se me ocurrió reunir información sobre el escritor.

Philip Roth (1933-2018) fue un novelista y cuentista estadounidense. Sus obras trataban a menudo temas de identidad judía, sexualidad y cultura estadounidense. Fue considerado uno de los escritores estadounidenses más significativos del siglo XX y ganó numerosos premios a lo largo de su carrera.

El estilo de escritura de Roth se caracterizaba por su honestidad y crudeza, explorando las complejidades de las relaciones humanas y la psique individual. Sus obras eran a menudo polémicas, abordaban temas tabú y desafiaban las normas sociales.

Algunas de las obras más importantes de Roth son:

«La queja de Portnoy» (1969), novela que explora las fantasías sexuales y las neurosis de un joven judío.
«American Pastoral» (1997) – novela que narra la historia de un exitoso hombre de negocios cuya vida se desmorona cuando su hija se ve involucrada en el terrorismo político.
«La mancha humana» (2000) – novela que aborda cuestiones de raza e identidad, siguiendo la vida de un profesor universitario que es acusado de racismo.
«Sabbath’s Theater» (1995), novela que explora la vida de un titiritero retirado que se enfrenta a su propia mortalidad y a sus relaciones con las mujeres.
«Goodbye, Columbus» (1959), una colección de relatos breves sobre la vida de los judíos estadounidenses de clase media.

La contribución de Roth a la literatura estadounidense ha sido ampliamente reconocida, con numerosos galardones como el National Book Award, el Pulitzer y el Man Booker International Prize. Sus obras siguen siendo muy leídas y estudiadas en la actualidad.

La principal característica de la obra de Philip Roth es su exploración cruda, honesta y a menudo controvertida de las relaciones humanas, la identidad judía, la cultura estadounidense y la sexualidad. Sus escritos son conocidos por su profundidad psicológica, su vívida caracterización y sus incisivas observaciones de la naturaleza humana. Los textos de Roth a menudo traspasan los límites de lo que se considera un tema aceptable y desafían las ideas y creencias preconcebidas de los lectores. Sus obras pueden ser humorísticas, conmovedoras y profundamente perspicaces, al tiempo que exploran temas difíciles e incómodos. En general, el estilo literario de Roth se caracteriza por su voluntad de ahondar en las complejas y a menudo confusas realidades de la experiencia humana y por su capacidad para hacerlo con habilidad y perspicacia.

Philip Roth recibió numerosos premios a lo largo de su carrera, entre ellos

Premio Nacional del Libro de Ficción (1960, 1995)
Premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros (1987, 1991, 1995)
Premio Pulitzer de Ficción (1998)
Premio PEN/Faulkner de Ficción (1994, 2001)
Premio Man Booker International (2011)
Premio Franz Kafka (2001)
Medalla Nacional de Humanidades (2010)

Kavafis / Itaca

Pequeña historia del escritor griego Kavafis y la poesía que a mi modo de ver mejor le representa.

Konstantinos Petrou Kavafis (1863-1933), conocido como C.P. Kavafis, fue un poeta y escritor griego, nacido en Alejandría, Egipto, donde pasó la mayor parte de su vida.

Aunque Kavafis comenzó a escribir poesía a una edad temprana, no publicó su primer libro hasta los 40 años. Fue en ese momento cuando comenzó a ganar cierta fama en los círculos literarios de Alejandría.

A pesar de ser admirado por sus contemporáneos, Kavafis tuvo una vida solitaria y difícil. Nunca se casó y, según se dice, tuvo pocos amigos cercanos. A lo largo de su vida, trabajó en diferentes trabajos, como empleado público y periodista, pero nunca tuvo éxito financiero.

La obra de Kavafis se caracteriza por su estilo poético y sofisticado, y su exploración de temas como la historia, la filosofía, el amor y la identidad sexual. Gran parte de su obra está inspirada en la antigua Grecia, así como en la ciudad de Alejandría y su cultura helenística.

A pesar de que Kavafis publicó poco durante su vida, su obra ha sido muy influyente en la literatura griega y mundial. Algunos de sus poemas más famosos incluyen «Esperando a los bárbaros», «Ítaca» y «Las ventanas».

Kavafis falleció en Alejandría en 1933, pero su legado literario continúa vivo. Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas y siguen siendo leídas y apreciadas en todo el mundo.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca,
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al furioso Poseidón;
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al fiero Poseidón encontrarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que con qué placer, con qué alegría,
entres en bahías nuevas vistas por vez primera;

que te detengas en los emporios de Fenicia
y adquieras hermosas mercancías,
nácar, coral, ámbar y ébano,
y perfumes deliciosos de toda especie;

cuanto más abundantes sean los perfumes deliciosos,
más abundantes deberás comprar.

Ve a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.

Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo,
a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que Ítaca te dé riquezas:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

La traducción del poema ha sido hecha por Antonio Martinez Sarrión.

Miguel Hernandez

Miguel Hernandez (Una investigación saca a la luz 170 escritos inéditos)

La doctora Carmen Alemany ha realizado un trabajo por el que ha recuperado 170 textos inéditos de Miguel Hernández. Todo el mundo conocemos al poeta pero por si acaso aquí va un poco de su historia.

En el artículo por el que descubrí la historia en el diario «El Pais» podemos leer el gran trabajo hecho por la doctora Alemany.

“Una de las principales novedades del hallazgo es”, según la profesora, “el insistente y voluntarioso proceso de creación” de Hernández. Páginas y páginas en las que escribe imágenes, metáforas y versos sueltos; en definitiva, ejercicios literarios que le servían de aprendizaje poético y de referente para componer sus poemas”,

La vida de Miguel Hernández fue una combinación de poesía, militancia política y exilio. Durante su juventud, trabajó como criado en varias casas, desarrollando un profundo amor por la literatura y la poesía. Se unió a un grupo de jóvenes republicanos en España que lucharon por la libertad contra los golpistas fascistas. Luego fue enviado al frente en la guerra civil española, donde escribió muchos poemas

Algunos poemas destacados de Miguel Hernández incluyen «Viento del pueblo», «Oda al Pueblo de España», «Canto a la Vida», «Canto de la Agonía de España» y «Sonetos».

Miguel Hernández murió de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 a la edad de 32 años, mientras estaba en prisión en Alicante. Había estado encarcelado desde junio de 1940 debido a sus creencias políticas y su activismo republicano

Todo nos iría mejor si hablásemos élfico

Este articulo está publicado en la revista cultural JotDown y si está aquí es por que aborda el tema de JRR Tolkien desde un punto de vista distinto al habitual y que me ha parecido interesante. La autora del artículo es Beatriz Diaz Romero

Aprender una lengua nueva esconde un placer extraño. Quienes han tenido la suerte de estudiar no solo uno, sino varios idiomas hasta dominarlos, entienden la íntima satisfacción que se siente cuando un símbolo totalmente extraño cobra sentido y descubrimos el significado tras el significante. O, dicho de otra forma, la realidad tras el signo. Pero no existe solo placer en descifrar símbolos como si fuésemos Champollion con la piedra Rosetta. Conseguir formar una frase completa, o incluso escribir un párrafo, supone una hazaña de la que enorgullecerse. Significa que hemos conseguido comunicar, que nos estamos haciendo entender.

Comunicación y lenguaje no son exclusivos del ser humano, pero sí somos los únicos que hacemos una ciencia de ello y que hemos alcanzado un nivel tan alto de complejidad al hablar, al pensar y al transmitir. De hecho, el pensamiento complejo existe solo si hay un lenguaje que pueda articularlo. Así, la lengua para el ser humano deja de ser una necesidad y se convierte en vehículo para el arte y la cultura. Hasta los niños muestran esta incipiente necesidad de usar el lenguaje de manera creativa, inventando lenguas y códigos secretos. 

Pocas personas han amado tanto las lenguas como J. R. R. Tolkien,

que además de ser padre de todo el legendarium que ha arrastrado a tantos fanáticos a los valles y montañas de la Tierra Media, fue un apasionado lingüista. Catedrático en Oxford, dio clases de anglosajón y de lengua y literatura inglesa, y perteneció al grupo literario de los Inklings, defensores de la narrativa de ficción y entre quienes se encontraba su querido amigo C. S. Lewis. Para Tolkien la vida se revolvía en torno a las palabras, y su inquietud natural lo llevó a estudiar un largo listado de idiomas, entre los que se encontraban el latín, griego, inglés antiguo y medio, francés, alemán, español, galés, finés y distintas lenguas germánicas antiguas. 

Pero una mente inquieta no se quedaba solo en el estudio y disección de hablas perdidas. Como confesó en el ensayo A Secret Vice (1931) Tolkien tenía un hobby particular: inventar idiomas. El texto, que originalmente fue una conferencia que dio en un congreso esperantista, toca una serie de ideas fundamentales para comprender la Tierra Media tal y como hoy la conocemos, como la imaginamos y se nos ha dado en sus (muy numerosas) adaptaciones. Y es que no existiría el universo Tolkien sin las lenguas que, desde joven, fue inventando y perfeccionando. 

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Do not go gentle into that good night

La reputación de Dylan Thomas (1914-1953) como uno de los más grandes poetas del siglo XX no ha disminuido en los cincuenta años transcurridos desde su muerte. Galés apasionado por el idioma inglés, la singular voz poética de Thomas ha sido admirada e imitada, pero nunca igualada.

Este poema lo descubrí a través de la película «Interstellar». Y desde entonces lo he leído tantas veces que no puedo/ no me apetece contarlas. Tampoco quiero traducirlo porque este tipo de cosas la mejor manera de disfrutarlas es tal y como se realizaron, de todas formas hay muchos sitios donde poder encontrarlo traducido.

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.

Una obra de Shakespeare de 1634……

El profesor John Stone relata cómo localizó en el Real Colegio de los Escoceses ‘Los dos nobles caballeros’, la última pieza teatral del dramaturgo, escrita en colaboración con John Fletcher

Nada indicaba que en la sección de libros del siglo XVIII de pensamiento y crítica del Real Colegio de los Escoceses en la Universidad de Salamanca se encontraba la edición más antigua de una obra de Shakespeare de cuantas hay en España. Pero así era, como ha constatado John Stone, profesor de la Universidad de Barcelona. Él investigaba sobre la recepción crítica y el impacto que tuvo entre sus contemporáneos el ensayo La riqueza de las naciones del economista escocés Adam Smith cuando se topó con un volumen cuya encuadernación era distinta del resto.

El profesor, cuya tesis doctoral exploraba en alguno de sus capítulos la recepción crítica de Shakespeare en la Europa ilustrada, enseguida identificó que ese extraño tomo era de un siglo antes; pero no había título, ni marca alguna. Al abrirlo se encontró con una colección de 20 piezas teatrales del siglo XVII escritas en inglés. Aquello ocurrió en diciembre de 2019, y apenas unos meses después el académico Stone relató en Notes & Queries, —publicación de Oxford University Press, donde los investigadores anuncian este tipo de descubrimientos— su fortuito encuentro de Los dos nobles caballeros, la última obra de William Shakespeare, una tragicomedia que escribió en colaboración con John Fletcher. “No es una obra muy conocida pero su fama va a más”, explica Stone.

La pieza teatral recogida en el volumen descubierto por Stone fue impresa en 1634. “Este descubrimiento redunda en algo que ya sabíamos y es el importante papel que jugó la diáspora de católicos procedentes de Inglaterra en la difusión de Shakespeare. Hay algunas de sus obras impresas en este mismo periodo en volúmenes que están en el norte de Francia, y había otra en una colección de Valladolid que ahora está en Estados Unidos”, apunta en conversación telefónica Stone, que lleva desde 2015 buceando en los fondos de la histórica biblioteca de los escoceses, una de las más antiguas con libros en inglés en España.

Tal y como expone en su artículo el profesor, “una antología de textos en inglés en el siglo XVII en España era una rareza y más aún una de obras teatrales” como la que se ha encontrado en Salamanca. El catálogo colectivo del patrimonio bibliográfico español de ediciones anteriores a 1900 no contiene ninguna obra teatral en inglés impresa antes de 1720, como señala el investigador, ya que la biblioteca del diplomático gallego Diego Sarmiento de Acuña que estuvo en la corte de Jaime I de Inglaterra, “según el inventario de 1623 contenía poesía, pero nada de teatro”.

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El mágico aprendiz

Este articulo está extraído de la página web «el cultural.com»

Sospecho que, durante mucho tiempo, Luis Landero -Alburquerque (Badajoz), 1948- continuará siendo recordado e identificado como el autor de Juegos de la edad tardía (1989). En efecto: diez años después de aquella sorprendente revelación, esta tercera novela del escritor ostenta en la historia narrada y en su desarrollo patentes analogías con aquella primera obra, así como un estilo tan personal e inconfundible que cualquier lector atento de Juegos… -y también de la segunda novela, Caballeros de fortuna (1994)- reconocería sin vaciIación la misma pluma en las páginas de El mágico… aunque se omitiera en el volumen el nombre del autor. También aquí unos personajes de vida gris y sin relieve tratan de buscar otro modo de existencia, que en algunos aspectos se mantiene en el terreno de lo imaginario y en otros obliga a llevar a cabo acciones concretas. Sabemos desde el principio que Matías Moro, el oscuro empleado de una asesoría, es aficionado a observar a la gente desde su balcón, hasta el punto de que “había tardes en que se inventaba la historia entera de una vida” (pág. 14). Incluso reflexiona sobre las otras existencias que él mismo hubiera podido vivir, que coinciden con la teoría unamuniana de los “ex futuros”: “Piensa en esas vidas posibles: si hubiese seguido estudiando Historia y fuese ahora profesor o arqueólogo, si su padre no hubiese muerto tan pronto, si hubiera nacido un siglo antes…” (pág. 16). La capacidad del personaje para imaginar vidas -ajenas y propias- lo predispone para emprender una nueva como flamante empresario que, aunque puesta en práctica realmente, no deja de ser una ficción, una fachada, un trampantojo para dar una imagen de sí mismo que le permita lograr el amor de Martina, la jovencísima hermana del muchacho asesinado por su propio padre.
La aventura empresarial organizada por Matías Moro, que está a punto de arruinarlo, no nace de un deseo de cambiar de vida -algo que no se ha planteado nunca, conforme como está con su monocorde y tediosa existencia- sino que constituye un medio para deslumbrar y tal vez conquistar a Martina, si bien, llegado el momento la indolencia y tal vez el temor a modificar su plácida rutina lo refrenarán decisivamente. éste es el meollo de la historia y lo que permite explicar el título de la novela, que evoca lejanamente el asunto de El mágico prodigioso, de Calderón, donde Cipriano empeña su alma a cambio de las artes “mágicas que le permitirán seducir a Justina, pero fracasa, como fracasará Matías Moro, que en su peculiar “arte mágica” -patronear una empresa- no es precisamente “prodigioso”, sino “aprendiz”.
Este núcleo temático se halla enriquecido con el grupo de personajes que acompañan a Matías en su disparatada empresa y en cuya creación hay grandes dosis de inventiva y talento narrativo. Todos ellos pretenden, en el fondo, aprovechar la oportunidad para ser algo que hubieran querido ser, para actualizar un “ex futuro” conservado en los repliegues de la conciencia: Pacheco, el dinámico experto en mercadotecnia, a quien no le mueve el afán de riqueza sino “salir hacia el horizonte ilimitado de una nueva vida” (pág. 320); Martínez, que descubre un modo de beneficiar a los demás; Bernal, siempre en busca de su lejana juventud perdida y de sus recuerdos mundanos. Y hay otros personajes de menor importancia, pero también eficazmente diseñados, como Finita de la Cruz, Ortega, doña Paula o Chin Fu, el arandino empeñado en pasar por chino para ganarse la vida. Todos ellos tienen su perfil psicológico, y sobre todo su lenguaje, que incluye multitud de rasgos caracterizadores, a menudo con ribetes paródicos: los silencios y las frases escuetas de Martínez, la retórica de manual para ejecutivos y vendedores de Pacheco y hasta los leísmos y dequeísmos del anónimo portero de una vivienda (pág. 192) dan fe del cuidado puesto por Landero en el tratamiento lingöístico de la novela. SóIo algunos deslices esporádicos empañan de vez en cuando la obra: ciertos usos erróneos (“oreja” por ‘oído’, pág. 33; “incontinente” por ‘incontenible’, pág. 218); algún exceso (la “pasividad ilegible” de las facciones de un cadáver, pág. 31) y alguna construcción poco recomendable (“la sola mención a una cooperativa”, pág. 206; “retomaría el plan de comprarse un coche”, pág. 345). Pero, en conjunto, El mágico aprendiz es una novela excelentemente escrita, con un lenguaje rico y lleno de matices, capaz de convertir en seres humanos convincentes a unos cuantos personajes que parecían inicialmente diseñados para comportarse como puros fantoches, porque Landero tiende a la caricatura, pero sabe darle el giro adecuado en el momento oportuno. En manos de otro escritor, el retablo de desarraigados que pueblan la casa donde vive Martina hubiera sido un chafarrinón de caricaturas tópicas, y lo mismo cabría decir de los colaboradores de Matías, a los que Landero salva con habilidad del destino de seres grotescos a que parecían condenados. El autor conduce sutilmente los pasos de sus criaturas y dosifica la acción con un ritmo adecuado. Acaso el único desajuste constructivo se halle en la primera parte donde la evocación del padre desaparecido parece comenzar una historia luego abandonada y aprovechada en parte para acomodarla al nuevo derrotero de la fábula, Pero vale la pena leer El mágico aprendiz, Landero es un valor seguro.